martes, 12 de noviembre de 2013

NO TITLE


Me llamaban ilusa por alimentarme de sueños. Dejaba la mente en blanco, de fondo una buena canción, y así se pasaba la vida. Conocí lugares únicos e imaginables, hice cosas prohibidas y no pocas veces. Besé de mil maneras, lloré de mil y una, no olvidé nunca y recordé siempre. Y así crecía, pese a las críticas de la gente seria. Con gente seria quiero decir aquella que lleva un curso de vida recto y coherente, aquellas personas “normales” con una agenda donde tienen escrito todo lo que tiene que hacer a cada hora, resaltando con negrita la media hora que les corresponde al día para mantener en pie el proyecto de ser feliz. Que al final todos queremos lo mismo, la diferencia es que unos se focalizan en el objetivo y, otros, se dedican a adornarlo.

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