domingo, 3 de noviembre de 2013

Hablemos de domingo.


Y otra vez Sabina como salvador de mi universo. La música bien alto, por favor, pero que no falte la letra. Y aún se sigue ilusionando con ese recuerdo que siguiendo el correcto curso de la vida ya debería estar en el fondo de un baúl lleno de polvo. Pero le echa un pulso al pasado. Se siente a contracorriente y eso le hace sentir diferente. Pero no es suficiente. Nunca es suficiente, siempre falta la última pieza del puzzle. Ya van más de 18 primaveras de sangre caliente e ilusiones a flor de piel por sentir que estaba cerca la perla que tanto buscaba, que tanto buscamos. Siempre apostando por el futuro. Que irónico, si es al único que no conoceremos nunca. Pero aún así le tenemos unas ganas tremendas, pensamos en él y se nos ponen unos ojitos de cordero degollado. Y seguirá así, hasta que se canse de amar algo que aún no llega. Un par de tragos a palo seco para olvidar aquello que nunca tuvo. Y es que la melancolía es agradable siempre y cuando uno no se pase de rosca.

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